
Stefanny Rozo – Gestora de comunicaciones
La creciente tensión entre Estados Unidos y Europa Occidental —exacerbada por la guerra en Ucrania y las polémicas posturas del actual gobierno estadounidense— generó un ambiente propicio para una reflexión profunda sobre el presente y futuro de la seguridad colectiva internacional.
Con la participación de altos funcionarios de la OTAN, académicos y diplomáticos, el evento se centró en el papel de los partenariados globales de la Alianza, las nuevas dinámicas geopolíticas y el impacto que estas tienen incluso en regiones alejadas del conflicto europeo, como América Latina.
Una alianza en transformación
“La OTAN es una alianza de paz, hacemos paz con disuasión y de la defensa colectiva. La Alianza Atlántica no es una alianza agresiva”, afirmó Pietro De Matteis, de la División de Diplomacia Pública de la OTAN, al abrir la jornada. Su mensaje buscó recordar que, más allá del componente militar, la OTAN sigue siendo un proyecto político anclado en valores democráticos y un orden internacional basado en reglas.
Sin embargo, la coyuntura no es sencilla. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su postura ambigua frente a Moscú han sacudido la confianza histórica entre Washington y sus aliados europeos. “La situación es preocupante. Nunca nos había encontrado el mundo en una situación tan difícil como la que estamos experimentando con un mayor nivel de fragmentación y de división”, reflexionó Sandra Borda, profesora de la Universidad de los Andes, durante el panel sobre relaciones transatlánticas.
Europa replantea su seguridad
Ante la incertidumbre provocada por la política exterior estadounidense, varios países europeos han empezado a considerar con mayor seriedad la necesidad de desarrollar capacidades defensivas independientes. Las dudas sobre si Estados Unidos acudiría en defensa de sus aliados ante una posible escalada en Europa están impulsando un aumento sostenido en los presupuestos de defensa del continente.
“Hay que retomar ese orden global basado en reglas y adaptarlo a las nuevas realidades de las relaciones trasatlánticas”, expresó Simon Herchen, Embajador Adjunto de Alemania en Colombia, subrayando la necesidad de modernizar la cooperación internacional sin abandonar sus principios fundamentales.
Oscar Palma, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, agregó: “Hay que pensar en la OTAN no solamente como ese mecanismo militar de defensa, sino como la organización política, es decir, la comunidad de naciones que comparten una serie de valores, y que implementan diferentes asuntos más allá de puramente lo militar”.
Colombia y América Latina: socios estratégicos
La presencia de representantes de la OTAN en Colombia destacó también el creciente interés de la Alianza en fortalecer sus relaciones más allá del Atlántico Norte. Cristiana Badulescu, de la División de Asuntos Políticos y Seguridad de la OTAN, resaltó que “Colombia se destaca como un socio plenamente integrado de la OTAN con un diálogo continuo, mientras que las interacciones con Brasil y Perú se centran en perspectivas de seguridad regional más que en cooperación formal”.
Este reconocimiento del papel de Colombia como socio global reafirma su lugar estratégico en el entramado de seguridad internacional, así como el compromiso mutuo en temas como ciberseguridad, lucha contra el crimen transnacional y misiones de mantenimiento de paz.