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Liberales, periodistas y rosaristas

Liberales, periodistas y rosaristas

En la década de 1870, la cercanía entre estudiantes de la Universidad y del Rosario quedó plasmada en la lucha política. Hoy les presentamos el caso de El Liberal.

El Colegio del Rosario y la naciente Universidad Nacional tuvieron periodos de convergencia, en virtud de la política general de instrucción pública del país. Tal convergencia administrativa se complementó con una cercanía ideológica de sus estudiantes, activos participantes de la política de la época. Así que no extraña la existencia de una efímera publicación periódica, donde unieron esfuerzos gente ade ambas instituciones.

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El Liberal, en la Hemeroteca digital del Banco de la República.

El Liberal, órgano de la juventud de la Universidad i del Rosario, fue un medio de corta duración. Apareció el ocho de febrero de 1879 y desapareció en el fatídico número trece, de mayo.

En su declaración de principios, asumen el papel de “prensa razonadora”, encargada de propagar los resultados de la “discusion científica”. Su vocación de prensa partidista se expresa claramente:

Desde otro punto de vista, todos los individuos, unidos por ideas lo suficiente determinadas i concordantes para formar un cuerpo de doctrina, so pena de ver morir mas tarde o mas temprano la comunion de que hacen parte, tienen el deber sagrado de procurar, por cuantos medios se hallen a su alcance, e predominio de las ideas que los reunen en una misma asociacion.

Su vocación asimismo de teatro de discusión, no de cátedra, se reclama sin rodeos:

No se nos objete que las discusiones de la prensa son patrimonio de los hombres encanecidos en el estudio i fuertes por la larga i meditativa contemplacion de la naturaleza. No venimos a dilucidar las oscuras verdades fundamentales de la ciencia; tarea es ésta de los sabios, que no puede coronarse sino despues de continuas i profundas esperiencias i meditaciones; entrarnos al campo del periodismo, no del libro, a procurar la mayor estension que podamos al imperio de nuestras ideas, de cuya verdad estamos convencidos, cuyos fundamentos conocemos i cuya exactitud estamos dispuestos a discutir i analizar.

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Acta de grado de Elías Jaimes. AHUR, vol. 168 ff. 63v-64r.

 

La juventud, por su fuerza y audacia, es la época propia de la lucha política:

"Las ideas se propagan por batallas," ha dicho uno de los mas notables escritores europeos; pero batalla es fuerza, es vigor, es entusiasmo, i  solo la juventud puede dar de sí la sávia suficiente para infundir aquellas condiciones en la masa entera de todo un partido militante[1].

Conozcamos ahora a los redactores de El Liberal. Eusebio Castilla M., el primero ellos, había sido colegial del Rosario en 1876[2]. Destacado abogado y político, varias veces defendió su causa por la imprenta[3]. El Dr. Eusebio Castilla M. fue delegado por las municipalidades de El Espinal y Purificación a los festejos del centenario del Libertador[4].  De Domingo Liévano solo tenemos que dos de sus hijos se matricularon en el Rosario. Elías Jaimes presentó exámenes, el tres de agosto de 1879, conducentes al grado de doctor en Jurisprudencia[5]. Nicolás Pinzón Warlosten se había educado en la Universidad Nacional, graduado en 1880, y ya tenía experiencia en la redacción de un periódico, La República (1877). En el Rosario, ocupó las cátedras de Derecho y Ciencia constitucional[6].

Volviendo a la historia del periódico, en el número trece se publicó la carta mediante la cual Pinzón Warlosten se separaba de la redacción del periódico, cuando los demás redactores apoyaron la candidatura del general Tomás Rengifo. En el cabezote, pues, aparece el nombre del nuevo redactor (desde el n. 11), Deláscar García M., que también obtuvo grado en Jurisprudencia, en 1879[7].

 

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Deláscar García Medina, desaparecido prematuramente en 1894. Corona fúnebre Del señor doctor Deláscar García M. Bogotá: Papelería de Samper Matiz, 1894.

La Universidad y el Rosario.

El contexto inmediato de esta publicación periódica es la Guerra de las Escuelas (1876). Sectores conservadores consideraban inmoral la educación impartida en las escuelas de la Universidad Nacional. Los estudiantes liberales tomaron las armas en defensa del sistema que venían practicando, lo mismo algunos catedráticos. Se cerró el Colegio del Rosario, donde se acuartelaron tropas, y la anormalidad se extendió hasta mediados de 1877. Poco después, en 1879, la Asamblea del Estado de Cundinamarca reformó las Constituciones del Rosario en lo tocante a la elección de rector y vicerrector, atribuida al gobernador del estado, en quien recaía también el patronato[8].

Reconstruyendo el marco político de la Regeneración (1878-1900), Mayorga indica que dicho periodo inicia cuando Rafael Núñez, en la posesión del presidente Julián Trujillo, el primero de abril de 1878, propuso el conocido dilema: “regeneración administrativa fundamental o catástrofe”. Trujillo, un mosquerista y luego nuñista, no era del agrado de la juventud universitaria, que protagonizó disturbios durante su posesión:

Atribuyéndose por la opinión pública a los alumnos de la Universidad Nacional y del Colegio de Nuestra Señora del Rosario los desórdenes y desacatos que tienen lugar en las barras de las Cámaras legislativas, la de Representantes resuelve excitar formalmente al señor Secretario de Instrucción Pública y al señor Rector del Colegio del Rosario para que, usando de sus facultades legales y de acuerdo con los respectivos Reglamentos, hagan que los alumnos que están bajo su dependencia se consagren a sus tareas y se abstengan de hechos que redundan en descrédito de ellos y de la Nación[9].

En consecuencia, El Liberal corresponde al periodo en que el Rosario está pasando del predominio del radicalismo liberal a la Regeneración, anunciadora de la era Carrasquilla.



[1] Para un análisis más amplio del papel militante de la juventud, cf. García, R. (2022). El joven republicano del siglo XIX. En Los jóvenes tienen voz. Por un diálogo ciudadano entre generaciones. Freddy Gonçalves da Silva (ed.). Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.

[2] AHUR, caja 94 f. 723. También fue rosarista su hijo, Raúl Castilla. Sobre Eusebio Castilla y la política liberal del Tolima, J. Ruiz y C. Salamanca, La Estrella del Tolima, 1882-1884. El último aliento del liberalismo radical en Neiva. Historia y Memoria, 13, 2016.

[3] Ruiz, J. Salamanca, C. (2016). La Estrella del Tolima, 1882-1884. El último aliento del liberalismo radical en Neiva. Hist. Mem., 13.

[5] Fue examinado por los doctores Manuel Ancízar, en Derecho internacional; Santiago Pérez, en Pruebas judiciales y Economía política; Francisco Eustaquio Álvarez, en Lógica y Derecho civil español; Gil Colunje, en Ciencia y Derecho constitucional, y Derecho civil cundinamarqués; Manuel José Angarita, en Procedimientos judiciales, y Ángel María Galán, en Legislación civil y penal. AHUR, vol. 168 ff. 63v-64a. Por esa época, fue secretario interino del Colegio e integró la terna para vicerrector, elegida el 18 de diciembre de 1779, con los señores José María Barrios y Uldarico Scarpetta. AHUR, vol. 170 f. 190.

[6] Áñez, J. (1887). Parnaso colombiano: colección de poesías escogidas. Bogotá: Librería Colombiana – Camacho Roldán & Tamayo.

[7] El 27 de diciembre: AHUR vol. 168 ff. 69v-70r.

[8] Gaitán, J. (2013). La difusa autonomía. El Colegio del Rosario en los proyectos de universidad pública del siglo XIX colombiano. Revista Historia de la Educación Latinoamericana, 15(21), 107-159

[9] Memoria del secretario de Instrucción Pública, citada por Mayorga. Hubo desconsideración con las señoras, magistrados y altos funcionarios; también desórdenes el día de la inauguración del monumento a los mártires de la Independencia.